Thursday, April 20, 2006



¿Puede ser entendida la sociedad actual bajo el prisma del materialismo histórico?

Por: Patricio Velasco
Constanza Zambrano G.

El presente ensayo tiene por objetivo comprender si es que a la luz de las bases fundamentales de la filosofía marxista – en este caso el materialismo histórico- es posible analizar la sociedad contemporánea. Para esto daremos una reseña sobre qué es el materialismo histórico marxista, entregando sus principios generales y algunas críticas contextualizándolo en su época; luego observaremos cómo la realidad en que Marx hacía su análisis y nuestra realidad actual se enlazan dentro del materialismo histórico y el desarrollo del sistema capitalista. Así podremos concluir, entregados todos los antecedentes antes mencionados, que es posible explicar nuestra sociedad vista bajo el prisma del materialismo histórico. Es necesario mencionar que no se hará un análisis de los conceptos básicos del marxismo; tales como enajenación, alienación, plusvalía, etc., los damos por sabidos.

¿Qué es el materialismo histórico? Para responder a esta preguntar es necesario primero saber cuál era la concepción que Marx tenía de la sociedad y de los procesos históricos, ambas visones fueron construidas por el pensador alemán junto a su amigo y filósofo Federico Engels. Para Marx la sociedad se constituía sobre la base de las relaciones de producción de los sujetos y la conexión de estos con los medios de producción, constituyendo una perspectiva materialista, Engels lo esclarece del siguiente modo:

“La concepción materialista de la historia parte del principio de que la producción y, junto con ella, el intercambio de sus productos, constituye la base de todo orden social; que en toda sociedad que se presenta en la historia, la distribución de los productos y, con ella, la articulación social en cómo se produce, así como por el modo en que se intercambia lo producido.”[1]

Los procesos históricos son explicados, desde una perspectiva marxista, por la dialéctica; método heredado del idealismo hegeliano y la filosofía de Feüerbach, a quienes Marx crítica para construir su propio método: el materialismo histórico, que se nutre en gran parte de las meditaciones de Engels[2]. De forma más clara “para el marxismo la comprensión última de los procesos históricos debe buscarse en la forma en que los hombres producen los medios materiales”[3]. En conclusión podemos deducir que el materialismo histórico postula que todos los aspectos de la vida humana, en su amplia complejidad, están regidos por una base económica, esto es, las relaciones de los medios y modos de producción con los individuos van determinando qué ideas prevalecerán en una época dada, por las cuales se guiarán los individuos, a razón de las condiciones materiales de existencia.

Son variados los aspectos que se pueden criticar del método marxista: desde su concepción antropológica hasta el “fin de la Historia”, sin embargo, para nuestro análisis nos centraremos en el método de explicación histórico de Marx, el materialismo histórico, sin considerar la idea de la sociedad comunista como el fin de toda explotación del hombre por el hombre. En efecto, la concepción materialista de la sociedad levanta un cerco sobre otros aspectos de la existencia humana, tales como su espiritualidad o su comportamiento psicológico, además sus dicotomías históricas exclusivas y excluyentes crean categorías de existencia predefinidas para los sujetos en su devenir histórico. Sin embargo, para los límites que Marx establece en su análisis, el Ser humano como homo-faber y la sociedad sólo como relaciones de producción, su análisis es perfectamente válido, sobretodo contemplando el momento en el que nace su filosofía: el contexto económico del capitalismo industrial y la modernidad.

Otra de las principales críticas al método marxista, desde el enfoque de Vekemans, radica en que de éste se pueden escindir dos dialécticas: una de corte analítico propia de toda realidad, y otra que apunta a la supresión histórica de la enajenación capitalista y la constitución de la sociedad comunista sin clases. Estas dos dialécticas se oponen pues mientras una, la analítica, es de un movimiento continuo, la otra centra su estudio en la negación de este movimiento histórico y económico.

“El error fundamental de la dialéctica marxista consiste en querer, a la vez, un movimiento dialéctico definido que atraviese una serie ininterrumpida de determinaciones, y una determinación privilegiada, que contendría la unidad de todo el devenir y, por lo tanto, la mediación perfecta... la historia como movimiento dialéctico no es inteligible, sin su doble dimensión: de inmanencia – siempre abierta tanto al conocimiento como a la enajenación- y de relación con una trascendencia, que es lo único que puede darle, a la vez, sentido y dinamismo”[4]

La filosofía marxista se enmarca en el contexto de la sociedad occidental del siglo XIX, la cual recién había sufrido los cambios trascendentales de la revolución industrial, a nivel fabril, afectando las relaciones de producción y el lugar del obrero en la fábrica. La creciente alienación del trabajador, el aumento permanente de la plusvalía y la consiguiente explotación y expoliación por parte de los poseedores del capital a aquellos que no contaban con más que su trabajo generaba un gran descontento por parte de estos últimos. Por contraparte las teorías desarrolladas tanto a nivel histórico como económico mostraban la necesidad de una profundización radical o una negación radical del sistema; así apreciamos cómo desde la utopía, Owen, así como desde el cientificismo, Marx, los cambios estaban tomando cuerpo. Es en este escenario de grandes capitalistas y nacientes movimientos de proletarios en el que el marxismo le da una amplio lugar en la teoría a las prácticas que estaban demarcando el desarrollo de la sociedad capitalista.

Sería innegable sostener que el capitalismo que vivió Marx dista ampliamente de lo que actualmente conocemos como tal, sin embargo, ciertos conceptos basales de la teoría marxista siguen siendo de gran aplicación para comprender nuestra realidad; ideas como las de alienación, enajenación, plusvalía, valor de cambio y valor de uso son aún referentes importantes a la hora de hacer un análisis de la realidad económica, y por tanto social en una lectura marxista. De ahí la gran importancia metodológica de la filosofía marxista en la actualidad. La sociedad contemporánea vive una suerte de capitalismo tardío tecnologizado, un post o neocapitalismo. Para Marx esto habría sido impensado dada la crisis de sobreproducción que llevaría al capitalismo a su propia aniquilación, sin embargo, podemos sostener que la revolución tecnológica a la que asistió permanentemente el siglo XX logró darle un nuevo aliento a los modos de producción capitalistas junto a la maximización del capital especulativo. Es así como podemos deducir que, a pesar de que Marx no logró predecir con certeza la caída del capitalismo, es en este momento donde este sistema vive su punto culminante y que tenderá a decaer, debido a la explotación sin control de recursos naturales y por la saturación del propio sistema. Así como Marx, no vislumbró un nuevo movimiento después de la revolución industrial, creemos que es difícil imaginar otro renacer del capitalismo, como el ocurrido después de la tecnologización antes mencionada.

Para poder comprender la relación entre el capitalismo que vivió Marx en el siglo XIX en un contexto moderno y el capitalismo tardío que vivimos actualmente, a comienzos del siglo XXI y en un contexto que muchos denominan como postmoderno, es necesario remitirse a los conceptos y métodos de análisis que utilizó el propio Marx, como dijimos anteriormente el mayor nexo entre estas dos realidades. Así estos dos tipos de capitalismo actúan como la conformación y profundización de una tesis, en el sentido dialéctico, que ha ido adaptándose a nuevos modos y medios de producción y los ha cooptado a su sistema. Habermas lo plantea acertadamente al mencionar que:

“Los veloces procesos de crecimiento de las sociedades del capitalismo tardío han confrontado al sistema mundial con problemas que no pueden entenderse como manifestaciones críticas específicas del sistema, por más que las posibilidades de la elaboración de la crisis sí estén limitadas en términos específicamente sistémicos. Pienso, en este sentido, la alteración del equilibrio ecológico, en la vulneración del sistema de personalidad (alienación) y en la explosiva sobrecarga de las relaciones internacionales.”[5]

Contemplando los antecedentes recién entregados cabe volver a preguntarse si es que es posible entender la sociedad actual bajo el prisma del materialismo histórico. Nuestra respuesta es positiva, esto basándonos en la validez analítica y metodológica del materialismo histórico como medio de comprensión de la realidad; centrándose en las relaciones de producción y su incidencia en todas las esferas de la sociedad. Pues aunque no asistamos a un capitalismo ni, por tanto, a una sociedad como la que Marx vivió y sobre la cual enunció sus postulados, la sociedad actual es una profundización de aquellos conceptos esenciales de la realidad descrita por este. El capitalismo tardío, globalizado y tecnologizado continúa con la maximización de la ganancia de los poseedores del capital – cada vez más centralizados y conformando oligopolios- , la alienación del proletariado es aún mayor; definiendo la superestructura del Estado, la moral, la religión y las instituciones sociales. Ejemplificando, la existencia de cada vez más y mayores “holdings” empresariales, una alienación tal que fomentada por la flexibilización laboral y la “nueva economía” no permite a los trabajadores adoptar una conciencia colectiva de clase, una moral utilitarista –en el sentido postmoderno- y “de bolsillo” que se rige por lo que las tendencias de progreso determinan, una religión que se ha sumido en una secularización de la vida social y la cosificación de esta junto a la institucionalización de nuevos referentes marcados principalmente por el consumo – llámese mall o compras por internet- crean en conjunto un panorama en el que observamos cómo cierto tipo de Estado se subyuga a los medios de producción liberalizando y privatizando todo lo que este a su alcance.

Una vez puestas en práctica y profundizadas todas estas realidades no cabe sino esperar que desde un punto de vista económico, social y político, un nuevo cambio se producirá al nivel de las estructuras de producción detonando una real antítesis del sistema desde una raigambre que lo niegue desde su propia esencia. Facilitándose este proceso por las nuevas tecnologías de comunicación y un mundo en donde las fronteras físicas han ido desapareciendo cada vez más gracias a estas. Aunque no podemos dejar de mencionar que es necesario que todos tengamos conciencia de los efectos del capitalismo, para poder lograr conformar un nuevo orden, donde no existan las desigualdades que imperan hoy en este sistema. Quizás desde nuestra posición es impensado una sociedad comunista, sin embargo, este movimiento debería lograr la negación de nuestro actual sistema con la participación de todos en igualdad de condiciones y oportunidades.


[1] Engels, Federico (1964). Anti-Dühring. Ed. Grijalbo, México. Página 264. Citado por Harnecker, Marta (1972) Los conceptos elementales del materialismo histórico. Siglo XXI editores, décima edición. México. Página 19.

[2] Muchos han sido quienes dan primacía a Marx en la construcción del materialismo histórico, sin embargo, el aporte de Engels fue de suma importancia y, en efecto, primordial. Sobre esta idea revisar con mayor detención en Bobbio (2000)

[3] Harnecker, Marta (1972) Los conceptos elementales del materialismo histórico. Siglo XXI editores, décima edición. México. Página 19.

[4] Vekemans, Roger (1969) Lo antidialectico de la dialéctica de Marx. Ediciones Troquel, Buenos Aires. Paginas 47-48.

[5] Habermas, Jürgen. (1983) La reconstrucción del materialismo histórico. Editorial Taurus, segunda reimpresión. Madrid. Página 279.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home

Propiedad Intelectual © 2005 Ciencias Políticas! Todos los Derechos Reservados. Copyright © 2005 Ciencias Políticas! All rights reserved.